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Ca La Tosca: la casa de dos viajeros soñadores

Jean-Maurice y Françoise Cart se dedicaron a viajar por el mundo en un Citroën 2CV en los años 60 y unos años después se afincaron en Jávea, en Ca La Tosca. Esta casa de estilo tradicional pronto será rediseñada por el equipo de Jessica Bataille The Lifestyle Company manteniendo su magia y su esencia. Esta es su fascinante historia, contada por uno de sus sobrinos, Yves Gascuel.

 

Jean-Maurice y Françoise Cart fueron una pareja de inseparables fotógrafos, periodistas y conferencistas nómadas que viajaron desde 1959 a 2010 por todo el mundo: Suiza, Austria, Yugoslavia, Turquía, Irán, Afganistán, India, Nepal, Malasia, Indonesia, Tailandia, Camboya, Japón, Hong-Kong o Australia. Continuaron su viaje en barco, tren y autobús, pasando por Tahití, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Martinica y Guadalupe. Después, completaron su colección fotográfica con una larga estancia en Guinea y otras más cortas en los países del Magreb antes de establecerse en Jávea. Pero nunca dejaron de viajar: desde 1972 hasta 2010 realizaron un viaje fotográfico al año, de los que volvieron con varios miles de fotografías inéditas, ya que su actividad como fotógrafos profesionales cesó en los años 70. Cuando volvieron a Europa, decidieron vivir en Jávea, en Ca La Tosca. Fue su primera casa de muchas, ya que en total compraron y reformaron un centenar en la comarca de la Marina Alta.

“Aunque en los años 60 y 70, el paisaje urbanístico de la zona era diferente, había muchas menos casas”, nos cuenta su sobrino, Yves Gascuel. Estaban enamorados de la zona y buscaban casas rústicas que transmitieran calma y que estuvieran lejos de las urbanizaciones, pero cerca del Montgó y del mar Mediterráneo, como Ca La Tosca.Recuerdo que mi tía solía decir que puedes cambiar muchas cosas de una casa (paredes, ventanas) pero no su ubicación ni las vistas: eso es para siempre”.

A Ca La Tosca le rodea un jardín con limoneros, naranjos, almendros y olivos. También en el patio, una gran piscina y una caseta para su perro, que siempre estaba con ellos. Aunque es una casa grande, solo cuenta con tres habitaciones porque el salón es muy amplio: una chimenea le aporta la calidez del hogar y un piano mecánico, el recuerdo de sus viajes. “Les encantaba contarnos sus viajes y anécdotas con un gran sentido del humor”. Yves Gascuel describe a Jean-Maurice como un romancero, un narrador de historias, mientras que Françoise era la artista. Ella se encargaba de la decoración e interiorismo de las casas que compraban y vendían. “Iban a anticuarios a comprar objetos que luego restauraban”. Yves Gascuel recuerda que, cuando era niño e iba a verles junto al resto de sus sobrinos, iban a bañarse al mar o la piscina y visitaban pueblos del interior.

 

De sus viajes trajeron más de 4.000 fotos, de las cuales 450 forman parte de la colección de la UNESCO y fueron utilizadas en los años 60 y 70 por museos, instituciones culturales, obras educativas, diccionarios y enciclopedias como Larousse. Y también dieron la vuelta al mundo: una de las más famosas es la ganadora del concurso de fotografía amateur de Air-France / Kodak-Pathé / Jour de France, titulada «La hermosa Sita, heroína clásica de Java», que realizaron en Angkor Ta Som, en Camboya y que fue portada de El Correo de la UNESCO en enero de 1965.

La fotografía era su principal medio de expresión. “Tenían dos cámaras Canon con una decena de objetivos que iban cambiando, una con un carrete en blanco y negro y otra con uno en color”, nos explica Yves Gascuel. Jean-Maurice y Françoise Cart publicaban sus reportajes documentales o relatos de viajes en medios como Sciences et Voyages, Connaissance du Monde o Éditions Rencontres.

 

Con sus fotografías, retratos en la mayoría de las ocasiones, plasmaban la forma de vida y la cultura de las personas de los diferentes lugares del mundo que visitaban: hombres, mujeres y niños en sus actividades cotidianas o culturales, ya fueran vendedores, artesanos, campesinos, músicos, narradores, actores, bailarines, tertulias y paisajes populares, lugares, museos o edificios.

Jean-Maurice y Françoise estaban enamorados de la zona y, poco a poco, comenzaron a comprar más casas. Su modus operandi consistía en rehabilitar casas, venderlas… y seguir viajando por el mundo. Para ello, Jean-Maurice, que ejercía como ingeniero en Madrid, decidió dejar su trabajo. Por su parte, Françoise trabajó durante un tiempo en una agencia de viajes. Cuando Jean-Maurice y Françoise Cart fallecieron, en 2017, sus sobrinos heredaron la casa y decidieron venderla. En un tiempo, Ca La Tosca tendrá una segunda vida pero continuará conservando su esencia y honrando su pasado, porque el objetivo de Bataille Living es renovar y construir casas con los más altos estándares al tiempo que se preserva el alma de cada una de ellas. Y también seguirá contando la historia de Jean-Maurice y Françoise, dos visionarios que fueron felices recorriendo el mundo y, a la vez, disfrutando del estilo de vida mediterráneo de Jávea cuando volvían a casa.

*Créditos: todas las fotografías excepto las visualizaciones de la renovación pertenecen a Jean-Maurice y Françoise Cart.

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