Luis Silvestre, Gerente de la Ruta dels Riuraus y José Font, escritor e investigador, nos ayudan a adentrarnos en la historia del riurau: un símbolo arquitectónico de las comarcas centrales de la Comunidad Valenciana.
Los riuraus no son algo exclusivo de la Marina Alta, sino que podemos encontrarlos también en otras comarcas centrales valencianas. Pero en este artículo nos centraremos en Xàbia para entender un poco más su origen y su función en nuestra zona, que tiene que ver con la uva moscatel y su conversión en pasa, que fue una actividad económica fundamental de esta comarca durante más de un siglo. Luis silvestre, Gerente de la Ruta dels Riuraus (el legado de la pasa) y José Font, escritor e investigador, nos dan las claves. Bienvenido al apasionante (y en ocasiones desconocido) mundo del riurau.
“Me aventuraría a decir que datan de finales del XVIII. El periodo de máximo esplendor lo vivieron entre la mitad del XIX y principios del XX, cuando se produjo una revolución agrícola con el fin de producir moscatel para su posterior transformación en pasa. Sin ir más lejos, entre el puerto de Xàbia y el cabo de San Antonio podemos apreciar la montaña abancalada con el objetivo de aprovechar al máximo la tierra para plantar viña. Este abancalamiento lo podemos ver por toda la comarca, incluso en el Montgó”, explica Luis Silvestre.
José Font nos cuenta, además, que la primera referencia documental del riurau la realiza Pascual Madoz en su “Diccionario geográfico, estadístico e histórico de España y sus posesiones de Ultramar” (1845-50), definiendo esta construcción como “un cubierto para secar la pasa”.
Y aquí llega el quid de la cuestión, que Luis Silvestre nos aclara: “La función del riurau es la de proteger la uva durante su proceso de pasificación, que suele durar una semana. La uva recién escaldada se esparce sobre cañizos que luego se colocan ordenadamente en una era, que llamamos sequer, para que le dé el sol. Si amenaza lluvia o rocío, hay que resguardarlas para evitar que se pudran y se eche a perder el trabajo de todo un año. Aquí entra en juego el riurau que, con sus grandes arcadas, permite resguardar los cañizos empilados y de esta manera, protegerlos”.
“En Xàbia tenemos el riurau dels Català i Arnauda, ubicado en el parque de Montaner. Su ubicación no es la original: fue trasladado piedra a piedra ya que peligraba su integridad al ubicarse en un solar donde se iba a construir. Es un riurau de titularidad pública y se utiliza para actos culturales. Nosotros tenemos catalogados 700 riuraus, todos privados menos este y el Riurau del Senyor de Benissadeví de Jesús Pobre (conocido por albergar el Mercat del Riurau cada domingo)”. Para poder verlos, Luis Silvestre nos aconseja visitar la web de la Ruta dels Riuraus www.rutadelsriuraus.es, donde proponen rutas para dar a conocer los riuraus de los 21 pueblos que forman parte de la misma.
José Font nos habla también de otros riuraus emblemáticos: “Los riuraus más representativos de Jávea son también los más grandes y los más importantes en el estudio de la arquitectura agrícola de la Comunidad Valenciana. La mayoría tienen 14 arcos, siendo el más impresionante el de los Albi que tenía 15, actualmente desaparecido. Ya tampoco existe ya el riurau de los Torroner en Els Rafals, pero sí se conserva el de los Cruañes en Les Mesquides, el riurau del Colomer y el riurau de los Català-Arnauda, como comentaba Luis”.
Precisamente el de los Català-Arnauda, conocido como riurau dels Català d’Arnauda mencionado por nuestros dos expertos, es un ejemplo paradigmático. “Entre sus 14 arcos con tejado a dos aguas, sus antiguos propietarios y la administración pública han hecho posible que la cultura del municipio albergue varios conciertos, presentaciones de libros, charlas o festivales de cortometrajes para que podamos disfrutarlo todos”, reflexiona José Font.
Luis Silvestre añade: “La mayoría de los riuraus se han convertido en segunda residencia, como casa de campo, algunos se han transformado manteniendo su singularidad, y otros han sido objeto de grandes modificaciones que desvirtúan su origen. Algunos se han convertido en bodegas, como Bodegas Parcent, Casa Agrícola Pepe Mendoza en Llíber o Joan de la Casa en Benissa. Otros en museos como Teulada o Ròtova. Lo mejor que le puede pasar a un riurau es tener una segunda vida, otra oportunidad. De no ser así se abandonan y acaban desplomándose, convirtiéndose en ruinas ante la impotencia de los que amamos este patrimonio rural”.